Trans


No entiendo el fenómeno trans. En los hombres porque a mí me gustan. En las mujeres porque no entiendo el deseo de algo que creo pernicioso.

Pero es un fenómeno que si se da, sus razones tendrá. Creo con Wang Bi que nada hay aberrante, lo que es, es. No conozco ningún/a trans que se lo haga por imposición. Luego, ¿quién soy yo para cuestionar el deseo ajeno?

Tampoco entiendo que revista la gravedad que le confieren ciertas corrientes de la izquierda histórica, que para mí es síntoma de que las izquierdas también envejecen.

La atracción de los contrarios, que en el amor damos por natural, a los hombres les afecta en dos formas: queriendo a las mujeres o queriendo convertirse en mujeres. Es lo que hay.

Ahora, también te digo, a los hombres los prefiero capados que prepotentes, que suele ser el principal síntoma de lo pernicioso del machismo.

Quizá es un deseo que marca el final de lo que podríamos considerar la “etapa macho” del devenir humano. Si así fuera, sea bienvenido el fenómeno trans. Viene a demostrar lo que decía Séneca: en lo humano lo natural es ser artificial.

Llámame iluso, pero creo que estamos al final del machismo, del consumismo y del catolicismo. Los síntomas los percibo día a día más cercanos.

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