Modelo jerárquico por excelencia, el árbol marca el origen del pensamiento dual: 1 tronco, 2 ramas, otras dos de cada una, 4 y así 8, 16, 32, 64…
Cada rama desarrolla sus yemas-ramas-hojas-flores-frutos. Mismo esquema, invertido, en las raíces.

En el árbol ha descubierto el hombre de la palloza cómo funcionan las plantas absorbiendo nutrientes del suelo con las raíces, y ascendiendo por debajo de la piel del tronco para alimentar a las hojas, que a su vez toman la energía del sol y enriquecen los jugos saviales.
La copa da cobijo y protección de luz y agua. El suelo da la cama acolchada por las raíces.
Un árbol produce cada año, a ojo de buen cubero, unas 10.000 hojas. A hoja diaria, un hombre tardaría tres años en escribirlas. ¿Quién es más rápido produciendo hojas, el árbol o el escritor?
(inicialmente grabado el 31-1-2021)
A su vez, el árbol da cuenta de la estructura jerárquica que marcará todo el devenir del conocimiento. Así como el modelo de los distintos árboles de la ciencia, el del Paraíso, el de la Cábala, el de los chacras y nadis hindúes, y hasta (tomando distancia y cierta abstracción) el tricírculo taoista.
