Sabandijas

Acudo a un directo del club Sabandijas* y observo varias cosas que me gustan. 1 apuestan por la comunidad sobre el negocio, 2 fijan precios, 3 centran ideas.


En los tiempos que corren priorizar cualquier cosa sobre el dinero, desde mi punto de vista es síntoma de buena salud. Se me hace insufrible que el precio de las cosas sea la razón última de valoración de las cosas: si cuesta, vale; si cuesta mucho, vale más. La calidad ya si tal.

Lo de fijar precios también creo que está bien por aquello de ir aterrizando del sindios que nos trajo la pandemia. De pronto los bares pasaron a ser los niños mimados de la economía, se les regaló espacio público de negocio abriendo la mano para las terrazas y, como vendían poco porque la gente salía poco, duplicaron el precio del café por esa dinámica que tanto le gusta a algún capitalista de que si hay escasez se tiene que encarecer.

Si mal no recuerdo en Sabandijas empezaron cobrando unos tímidos 7 euros/mes. Al año se animaron a subir a 17. Hoy, dos años después, lo dejan fijado en unos 25 euros/mes. Si tenemos en cuenta que ofrecen prácticamente los servicios de un coworking, es barato. Pero lo que más me gusta es ver que ya se cuenta con unos precios de referencia para estas cosas. Me recuerda el desbarajuste que se organizaba allá por 1993 cuando las primeras BBS (Boletin Board System) empezaban a monetizar sus servicios, gratuitos hasta entonces. ¿Había que cobrar por cada mail enviado? Iba a salir un pastón. ¿Había que cobrar por peso de adjuntos? En cualquier caso, había que añadir al precio del servicio lo que costaba la llamada telefónica, con lo cual pocos iban a poder costearse tal dineral. Luego vino, claro, la implosión de la movilidad y la tarifa plana a la que se han ido añadiendo beneficios.

Con los servicios digitales creo que pasará igual en el futuro. En la cuota de conexión con la operadora vendrán incluidos cientos de centros de trabajo que gestionarán sus cuotas directamente con las operadoras, dejando a cada quien que se busque la vida para usar unas herramientas u otras. Como ha pasado con el cine.

Es una pena que yo sea ventalérgico. Hay aspectos humanos de la relación que me gustaría disfrutar de estas comunidades. Y alguna de las ramas de esta ciencia incipiente que podríamos llamar digitalogía, como el copy. Pero no puedo con la omnipresencia de los argumentos comerciales que barnizan todas las conversaciones: que si landing, que si mailing, que si funnel, que si SEO, que si keyword (sueño con un mundo sin contraseñas), que si métricas, que si inversión diversificada, que si ratio de conversión… ¡ahhh!


¿Para cuándo un baile? Por que si no baila vd. señorita, ya de follar ni hablamos ¿no? 🙂


*Para quien no conozca, Sabandijas viene de un primer grupo de mecánicos del bit que tomó su nombre a partir del estupendo espot extraído de la película “Solo en casa” cuando el ganster le da diez segundos al mafioso para salir de su despacho y a la de tres le dispara al tiempo que le dice “quédate con el cambio, sabandija asquerosa”.

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