mitos lógicos

No sé si se llama sesgo de proximidad, pero nunca he visto claro que los últimos períodos históricos, los más cercanos (Renacimiento, Revolución Industrial…) sean índice de crecimiento del ser humano. ¿Evolucionamos o degeneramos? Mentalmente seguimos en el estadio de los griegos.


No dudo que la revolución digital supondrá un cambio en las estructuras mentales actuales (para mejor o para peor, ese es otro tema), pero deducir de ello que seremos superiores, más bien lo veo como un rasgo del egotismo antropocéntrico que arrastramos.


Uno de los tópicos aceptados desde la crítica racionalista sobre los últimos 3000 años, es que vivíamos en el entorno del mito y con los griegos accedimos al entorno del logos.


Me resulta más propio pensar que no hay diferencia entre el mito y el logos. Con lógicas distintas, pero el mito también da cuenta de una cierta explicación de la naturaleza. Pretender explicar todos los mitos se me hace tarea ímproba e imposible. Me dejo llevar por los mitos que se me hacen más significativos.


Uno de ellos, el mito de Ariadna y el ovillo que le entrega a Teseo para que pueda salir del laberinto del Minotauro, me resulta especialmente revelador. Intento explicarme.


Los elementos de un mito siempre actúan en el plano simbólico. De forma que Ariadna es la mujer arquetípica, tejedora (es decir, hilandera); Teseo es el hombre arquetípico, ni muy alto ni muy fuerte ni muy listo, pero valiente, arrojado, atrevido, y astuto al aceptar la estrategia que le propone Ariadna; el hilo es la materialización de la herramienta primigenia, émulo del tiempo y del río como estructura lineal indefinida; y el Minotauro la personificación de los males que hay que atacar y derrotar.


Haciendo un buen uso del hilo se puede abordar la tarea más dificil de resolver: ser capaz de salir de cualquier laberinto-problema-atolladero con que nos tengamos que enfrentar.


Si no despistamos que el hilo es producto del saber femenino que transforma la lana en hilo mediante una rueca, para construir con él después todo tipo de prendas de abrigo, tenemos a la mujer arquetípica acudiendo en ayuda del hombre arquetípico, algo lerdo por sí mismo, para combatir los males todos, tras haber matado al Minotauro, que quizá conviene recordar que era hermano de Ariadna.


Y si además establecemos un parangón entre el hilo y el lenguaje, gracias a la similitud etimológica de “texto” con “tejido”, tenemos a Ariadna, mujer arquetípica, constructora del lenguaje como herramienta multiusos, que ofrece graciosamente a Teseo, hombre arquetípico, que hemos de suponer que aún no ha aprendido a hablar. Es la madre que enseña a hablar al hijo para permitirle superar la in-fancia (la etimología nos vuelve a ayudar: in-fante es el que no habla). Con lo que el mito de Adán y Eva puede adquirir otra relevancia: igual fue gracias a una costilla de Adán, pero Eva es un organismo más evolucionado, superior por tanto, que le ha de enseñar al hombre los rudimentos de la cultura toda: el hilo y el lenguaje.


El nacimiento del fuego lo tendríamos que acotar en un estadio anterior y acudir para explicarlo a otra tanda de mitos.

¿Muy desmadrada la interpretación? A mí me estimula.

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